domingo, 4 de mayo de 2008

Dos interesantes (y poco conocidas) etimologías

Alguna vez he oído la tontería "el patrimonio debe ir con el matrimonio". Desde luego que más de uno procurará que vayan unidos (y bien unidos), pero yo creo que la única proximidad real que presentan es la etimológica. Veámoslo.

Nuestra voz "matrimonio" procede directamente de la latina MATRIMONIUM, que significaba lo mismo que en español. Hemos heredado, por tanto, forma y valor semántico. Sin embargo, en un primer momento, cuando esta palabra compuesta apareció en Roma, tenía un significado levemente distinto: "ceremonia que hace recordar a la madre legítima". Expliquemos esto con más detalle: los dos elementos que integran esta palabra compuesta son MATER ("madre") y el verbo MONEO, MONES, MONERE, MONUI, MONITUM ("hacer recordar"). Por tanto, el MATRIMONIUM era el acto o la ceremonia que hacía recordar a una mujer como madre legítima de la prole futura. Esto era necesario tanto para legitimar a la esposa como a su descendencia, especialmente en una sociedad tan legalista como la romana.

Pero podemos ir algo más allá: la palabra latina MATER hereda la forma indoeuropea MATER. La lengua indoeuropea es la lengua madre del latín y de muchas otras (entre ellas el griego clásico) y se habló aproximadamente entre 3500 a.C. y 1500 a. C. en un territorio vasto entre Europa y la India. Lo que a mí me interesa reseñar aquí es la etimología de esta bellísima palabra: MATER. En aquella remota lengua de las estepas centroeuropeas, "mamá" se decía "ma", y está demostrado que el sufijo indoeuropeo que indicaba parentesco era " -ter", por lo que la construcción del término MATER fue temprana. Este es, pues, el origen de las hermosas palabras (mère, mâe, madre, mother, mutter, etc.) con las que desde tiempo inmemorial designamos a nuestras madres.

Ask Me No More, Sir Lawrence Alma-Tadema (1906)


La otra palabra, "patrimonio", presenta un origen y una evolución paralelos. El término latino PATRIMONIUM significaba lo mismo que en español ("conjunto de bienes poseídos"), pero, al igual que la palabra anterior, también compuesta, tuvo en sus orígenes un valor semántico levemente distinto: "bienes que se poseen de los padres" o lo que es lo mismo: "bienes heredados de los padres". Los dos términos de esta forma compuesta son PATRES ("los padres"), y MONEO ("hacer recordar", como indiqué más arriba), por lo que en su origen la voz PATRIMONIUM no era sino "bienes que perpetúan el recuerdo de los padres", algo de especial relieve en una sociedad como la romana en la que revestía una particular importancia el culto a mayores y antepasados.

Expectations, Sir Lawrence Alma-Tadema (1885)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante. Una breve y muy amena y didáctica clase de historia de la lengua. Además de muy acertada en la elección de los términos, que usamos cotidianamente sin saber, hasta ahora, su exacto significado.
Es un bonito recorrido por la historia etimológica de ambas palabras. Enhorabuena